Libre de productos químicos sintéticos, la agricultura ecológica tiene cada vez más adeptos. Se trata de una tendencia que se confirma a escala mundial. Puede que esto signifique que estamos en vísperas de una toma de conciencia colectiva.
Ana-Gaëlle Le Damany, cerca de los treinta, no dejaría por nada del mundo la costa de granito rosa que la vio crecer. Es allí, en Bretaña, a pocos kilómetros de la ciudad de Lannion, donde ella y su pareja Paul se instalaron en 2016. «Mi padre tenía una ganadería convencional de vacas lecheras. Antes de instalarnos, convirtió en ecológicas las tierras que ahora nos alquila. Siempre he sido sensible al medio ambiente, con un cariño especial por los animales. Para mí era impensable usar productos químicos en mi trabajo». Como ella, cada vez más horticultores, ganaderos, cerealistas e incluso arboricultores adoptan métodos ecológicos cuando compran una explotación agraria. Así, en 2019, se notificaron a las instituciones 7023 conversiones a la agricultura ecológica, lo que eleva a 47 196 el total de explotaciones ecológicas.
La tendencia es la misma para los recién llegados, que apuestan por lo ecológico nada más instalarse. Al llegar a Réveillon, una pequeña aldea situada al oeste de la región parisina donde se encuentra Une Ferme du Perche, me recibe el dueño, Tom Rial. A los 26 recién cumplidos, lleva dos años dirigiendo esta microgranja ecológica. «Claro que sí», repite el joven. Este auge de las granjas ecológicas también se refleja en superficie. Según Agence Bio, a finales de 2019, en 2,3 millones de hectáreas (el 8,5 % de la superficie agrícola útil en Francia) se practicaba la agricultura ecológica. Una cifra que se ha duplicado en cinco años.
Arboricultura, viticultura, hortalizas y cultivos extensivos: ninguna producción escapa a este dinamismo, lo que explica que Francia sea el segundo país europeo por superficie de cultivo ecológico y volumen de producción (cerca de 12 000 millones de euros). Y es que Francia no escapa a la tendencia. El desarrollo de la agricultura ecológica en Europa e incluso en todo el mundo se ha acelerado en los últimos años, impulsado por consumidores que se preocupan por el medio ambiente, la salud y el bienestar animal. Entre 2000 y 2018, a escala mundial, el número de granjas ecológicas se vio multiplicado por 11,2; mientras que las superficies con cultivos ecológicos se multiplicaron por 4,6. Las tasas de crecimiento más elevadas se registraron en Asia y en África.
La agricultura ecológica excluye el empleo de productos químicos sintéticos, limita el uso de insumos y fomenta métodos de cultivo menos contaminantes para las personas y la tierra. Así, augura el retorno al campo de nuestros valiosos polinizadores, el regreso de la naturaleza salvaje y, sobre todo, una restauración gradual de la biodiversidad en el campo y en la ciudad. Son otros tantos signos de esperanza para un mañana más feliz. ¡Esperemos que estas cifras alentadoras no dejen de crecer y que el modelo se generalice!
Fuentes: MSA, Agence Bio
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