Entre 2010 y 2020, 100 000 granjas han desaparecido en Francia. Esto se debe principalmente al envejecimiento de la población agrícola, pero está surgiendo una nueva generación de agricultores para hacer frente a tan importantes desafíos. En este artículo, vamos a conocer a Jerome, Océane, Baptiste y Lucie, que están revitalizando el sector agrícola al aunar tradición y modernidad. Ellos representan el resurgir vital del sector. En este artículo, vamos a descubrir qué les motiva, cuáles son los obstáculos a los que se enfrentan y sus perspectivas de un futuro agrícola sostenible y tecnológico.
Agricultura: el alma y la tierra de nuestro planeta
Jerome (un cultivador de productos ecológicos, cereales y ganadero avícola que vive cerca de Nantes) encarna el espíritu de la nueva generación de agricultores y ganaderos. Con la mirada viva y una pasión por la agricultura que le sale de lo más hondo, comparte un potente mensaje: «Somos unos privilegiados por tener una de las mejores profesiones del mundo. ¡Que nadie nos quite las ganas!». Pese a las dificultades con las que se encuentra para ampliar su terreno, Jerome sigue encarando con la misma ilusión la agricultura sostenible y apuesta por un modelo regenerativo para combatir el cambio climático. A través de Instagram, hace una labor divulgativa sobre su trabajo como agricultor y ganadero y enfatiza la importancia del ganado para mantener los ciclos de la naturaleza. Para Jerome, de cara al futuro resulta vital apoyar y proteger la agricultura francesa frente a productos extranjeros importados de menor calidad.
La importancia de la formación
Océane, agricultora y cultivadora francesa de 21 años (Haute-Saône) que cuenta con una potente cuenta de Instagram con 37 000 seguidores, promueve la agricultura sostenible y la educación sobre el tema. A punto de hacerse cargo de la granja familiar, utiliza sus redes sociales para compartir el día a día de la vida en la granja y promueve la combinación de los métodos tradicionales con la tecnología moderna. «La formación es crucial», insiste, y enfatiza en la importancia de la formación práctica para inspirar a las nuevas generaciones de agricultores y ganaderos. Su objetivo es conectar al consumidor con el mundo agrícola a la par que demuestra su compromiso con el bienestar animal y la comunidad del sector primario.
Baptista, que procede de una gran familia de agricultores de las afueras de París, se plantea su futuro entre la agricultura tradicional y los métodos innovadores. Para él, la diversificación es clave para la sostenibilidad. Esto incluye explorar la metanización, una tendencia sostenible que convierte los desechos en energía, y supervisar un proceso completo de la granja a la mesa (cultivar trigo, hacer harina y luego pan). Estas perspectivas, además de resultar beneficiosas para el medioambiente, también estrechan la distancia entre la tierra y lo que recibe el consumidor final.
El lastre del papeleo
El objetivo de Lucie, una estudiante de 21 años de IDREHEA de Marsella, consiste en revolucionar la agricultura a través de sus estudios sobre legislación agrícola. La joven, que procede de un entorno no agrícola, aporta una nueva visión al sector. «Todo es cuestión de equilibrio», afirma. Además, reconoce que: «los agricultores actuales son más que meros cultivadores, también son emprendedores, contables, expertos en marketing...». Está decidida a facilitar las trabas administrativas a las que se enfrentan los agricultores para que puedan centrarse en la agricultura y su vida personal. A Lucie también le entusiasma el papel de la IA en la agricultura, a la que ve como una aliada para la gestión de cultivos y análisis predictivos como complemento al juicio humano.
De cara al futuro: una agricultura sostenible e innovadora
Océane, Baptiste, Lucie y Jerome, pese a que proceden de distintos entornos y sus planteamientos con respecto a la agricultura son diferentes, están de acuerdo en que existe un obstáculo importante en el sector: el nivel de papeleo y burocracia que impregna el sector agrícola. Este problema común de las dificultades con la administración pone de manifiesto un relato habitual entre los agricultores actuales. Además de subrayar los retos a los que se enfrentan para poner en marcha y mantener sus operaciones agrícolas, también muestra la necesidad de cambios sistémicos para reducir esta carga y así poder centrarse en los aspectos fundamentales de la agricultura y la innovación. Asimismo, también hacen frente a los desafíos que plantea el aislamiento, un problema que puede afectarles emocional y mentalmente.
La nueva generación de agricultores
Estos jóvenes agricultores franceses, procedentes de varias regiones, apuestan por abordar la agricultura con un enfoque transformador. También enfatizan la importancia de tener acceso a una mejor educación, promover una conexión directa con los consumidores, reducir significativamente la burocracia y fortalecer la resiliencia de las prácticas agrícolas.
Se acerca la 60 edición del Salón Internacional de la Agricultura de París, que este año trata sobre innovación e investigación, y estos jóvenes agricultores son la punta de lanza de la esperanza y resiliencia. Sus experiencias y opiniones nos ofrecen una valiosa perspectiva sobre la evolución de la agricultura francesa, una armoniosa combinación de tradición y modernidad que se basa en la pasión y la practicidad. Es fundamental invertir en estos jóvenes para potenciar la productividad de la agricultura y garantizar la seguridad alimentaria.
Y, por último, tal y como resalta Jerome: «Durante nuestra vida, puede que en algún momento necesitemos a un médico, a un abogado a un arquitecto... pero tres veces al día dependemos del trabajo imprescindible de un agricultor».
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