Wine O’Clock: Nuestros enólogos: puente entre consumidores y viticultores.
La enoteca, un eslabón esencial. ¿Dónde comprar el vino cuando estamos demasiado lejos del viñedo para ir a degustarlo in situ en la bodega de producción? ¿Por Internet, en los supermercados? ¿Y si apostamos por las enotecas?
En la actualidad, la tentación de comprar por Internet es prácticamente irresistible, pero, reconozcámoslo, la pantalla y el teclado carecen del aspecto social y gustativo, por no hablar del inconveniente del plazo de entrega. ¿Y la gran distribución? En los súper y otros hipermercados se vende nada más y nada menos que cerca del 80 % del vino comercializado en Francia, frente al 40 % en Japón, el 50 % en Estados Unidos y el 80 % en el Reino Unido.
Así pues, ¿por qué no ponernos en manos de enólogos expertos? Este enfoque de sentido común presenta ciertas ventajas: el placer del contacto humano y la garantía de que estos profesionales conocen a fondo sus vinos y brindan una experiencia que vaya más allá de la etiqueta y su información. En definitiva, como verdaderos nexos entre los amantes del vino y los viticultores, las enotecas mantienen una profunda relación de confianza con ambos. ¡Y con razón! La gran mayoría no elige sus vinos por catálogo, ni por recomendación de la visita de un comercial. Si pueden, los más afortunados acuden al viñedo. La mayoría de ellos los juzga in situ, en las innumerables ferias dedicadas vino, y conoce de primera mano a los productores o al menos lo hace a través de muestras y del diálogo mantenido con las bodegas. Ya en sus establecimientos, se muestran dispuestos a contar la historia de tal o cual cosecha para satisfacer los deseos de sus clientes y guiarlos a lo largo de esta experiencia de descubrimiento. En quince o veinte años, su mundo ha cambiado considerablemente.
Atrás queda el cliché del comerciante con bigote y delantal desgastado, fiel a las mismas referencias desde siempre. Al mismo tiempo que el mundo del vino sigue evolucionando, los códigos de la profesión se transforman, gracias a una nueva generación muy dinámica y competente, abierta a todas las denominaciones de origen y, en particular, a la gran familia de vinos ecológicos, y dispuesta a organizar catas, o incluso a ofrecer cursos de enología. En definitiva, las enotecas, en sus locales físicos, acortan la distancia entre consumidores y viticultores. ¡Nada más recomendable!
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