Hoy hablamos con la estrella en alza Nina Métayer sobre los valores de la repostería francesa y su papel como la primera mujer en ser declarada mejor repostera del mundo.
Nina Métayer, nombrada mejor repostera del mundo no una, sino dos veces, se ha convertido en la máxima expresión de la excelencia francesa. La joven chef se enorgullece de participar como nueva embajadora en la campaña del Gobierno francés, Make It Iconic, Choose France, que celebrará la audacia, creatividad, curiosidad y pericia de Francia.
Nina Métayer: el nacimiento de una estrella de la gastronomía
Nina nació en 1988 en La Rochelle, Francia. Estudió repostería en Francia y en Australia antes de perfeccionar sus habilidades en prestigiosos establecimientos parisinos como Le Meurice o Le Grand Restaurant. En 2020, pone en marcha su primera pâtisserie (pastelería) digital, un concepto de negocio innovador que enfatiza en el compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social. Entrevista.
En octubre de 2023, Nina Métayer se convierte en la primera mujer declarada como mejor repostera del mundo, por parte de la International Union of Bakers and Confectioners (Asociación internacional de panaderos y confiteros). Pocos meses después, en junio de 2024, 50 Best la vuelve a nombrar de nuevo la mejor repostera del mundo. Ahora se suma al programa de Make It Iconic, Choose France, que reúne a algunos de los referentes más emblemáticos de la cultura y la gastronomía francesa.
Para Métayer, este último año ha supuesto un viaje de crecimiento e introspección. Al reflexionar sobre esto, ella misma nos cuenta: «Ha sido un año en el que nos hemos tenido que centrar mucho en el desarrollo. Nos hemos esforzado mucho y, sobre todo, nos hemos concentrado en honrar este título, en todo lo que representa y en continuar transmitiendo los valores de la repostería francesa».
El equilibrio entre tradición e innovación
Durante toda su carrera y en todas sus creaciones, Nina siempre ha conservado el sentido de la responsabilidad y su respeto hacia las tradiciones. Ahora, como embajadora mundial de la repostería francesa, busca encontrar el equilibrio entre la tradición y la innovación. Asimismo, añade: «Francia es la fundadora de la alta repostería, basada en la delicadeza, la elegancia, un estudio constante y la innovación». Al mismo tiempo, señala que, para ella, innovar significa respetar la historia de un postre a la vez que «plasmas tu toque de autenticidad e identidad», ya sea mediante nuevos ingredientes o técnicas.
Como ejemplo, nos explica cómo ideó con su marido una nueva forma de preparar las tradicionales tuiles (tejas) francesas, a través de moldes creados con impresoras 3D. «Mantenemos la parte crujiente de la tuile, pero, por otro lado, logramos una mayor finura y delicadeza gracias a la nueva herramienta que usamos». Esta nueva técnica se puede apreciar en muchos de sus postres, especialmente en su característica gallete des rois. Un tradicional postre francés de hojaldre que Nina reinterpreta cada año dándole un giro moderno. Estas exclusivas galettes solo están disponibles durante la Epifanía (en enero) y son el punto de mira de toda su clientela.
Compartir: el ingrediente estrella
Para Nina, la repostería francesa supone mucho más que una habilidad técnica, también significa compartir. Compartir tus conocimientos y transmitirlos de generación en generación es una parte esencial de la tradición de la cocina francesa, algo que Nina se toma muy en serio. «Compartir es primordial en este sector», afirma. «Nuestra profesión se aprende a través de la enseñanza de la elaboración. No basta con la receta de un libro, cómo se enseña y cómo se explica es lo que de verdad importa».
Además de su generosidad al compartir sus conocimientos con su equipo, Nina también espera poder ofrecer algo especial a quienes disfrutan de sus postres. La chef francesa habla de su afán por provocar emociones y evocar recuerdos mediante sus recetas: «Podemos generar tranquilidad, la sensación de descubrir algo nuevo, un nuevo sabor», añade. Menciona la nostalgia que le trae el sabor de su postre favorito, el crumble de su madre: «¿Que por qué me gusta? Pues, simplemente, porque mi madre solía hacerlo. Es muy fácil de cocinar y se usan frutas de temporada. Lo he comido desde que era pequeñita y solía prepararlo con ella. Me trae recuerdos de entonces y me transmite esa paz». Detalles como estos son los que hacen que probar las recetas de Nina sea toda una experiencia.
Make It Iconic: un legado en ascenso
El éxito de Nina consolida su posición como pionera, no solo para las mujeres de la cocina francesa, sino para cualquier persona que domine un oficio y quiera aportarle su toque especial o que esté en proceso de lanzar su propio modelo de negocio vanguardista. Su participación en el prestigioso programa francés, Make It Iconic, representa justo eso. Un programa que recoge todos los valores franceses y celebra el espíritu creativo e innovador del país en una plataforma internacional. ¿Qué se siente al representar lo mejor de la cultura y la gastronomía francesa junto a figuras tan reconocidas como Anne-Sophie Pic y Mory Sacko? «Es increíble. Significa que somos parte de la historia, parte de Francia», responde, «pero también es una gran responsabilidad. Compartir mi experiencia, los valores que me guían en el día a día, inspirar a futuros jóvenes para adentrarse en esta profesión...».
El legado de Nina Métayer se expande con cada postre, cada técnica compartida y cada premio. Un legado construido sobre los mejores valores: tradición, generosidad, innovación y. por supuesto, la pasión por la comida.
Si quieres descubrir en primera persona la magia de los postres de Nina Métayer, visita el Printemps du Goût en París; Chaoyi Buer & Nina Métayer en Shanghái; o sigue a Nina en Instagram para estar al día de todos sus establecimientos efímeros y eventos mundiales.