En el mundo del rosado, no todos los vinos son iguales. Contrariamente a la creencia popular, el rosado es en realidad un vino mucho más complejo de lo que parece. El rosado se produce en regiones de todo el mundo a partir de un sinfín de variedades de uva, y se utilizan numerosas técnicas de vinificación para dotar al vino de su tonalidad. ¿No lo entiendes del todo? Te lo explicamos.
Prensado directo
El prensado directo es el método más habitual para elaborar el rosado. Esta técnica se lleva a cabo tal y como indica su nombre. Las uvas se recogen, se llevan a la bodega y el mosto se extrae inmediatamente de la uva. El tiempo que el mosto pasa en contacto con los hollejos (la piel de la uva) determina el color final del vino. Cuanto más tiempo pase el vino en contacto con los hollejos, más oscuro será.
En algunas zonas de Francia, sobre todo en la Provenza, este método (cuando se lleva a cabo sin contacto con la piel) se denomina «vin gris» (vino gris). Esto significa que el mostro se exprime inmediatamente y se separa de los hollejos sin que tenga ningún contacto con las pieles, lo que da lugar a un mosto de color extraordinariamente pálido.
Saignée
La saignée (literalmente, «sangrado») es un método que consiste en extraer una parte del mosto de un vino tinto ya fermentado para crear dos productos finales, un vino rosado y un vino tinto. Esta técnica se utiliza cuando un enólogo ya está creando un vino tinto y decide concentrarlo aún más. Para ello, el viticultor sangra parte del vino tinto. El vino «desangrado» se vinifica y embotella como rosado, mientras que el vino tinto restante, más concentrado, se embotella por separado.
Blending
Esta técnica de vinificación consiste en mezclar vino tinto y vino blanco para crear un vino rosado. Si bien esta técnica está mal vista en la mayor parte de regiones productoras de vino del mundo, está permitida y se utiliza con frecuencia en Champaña.
Debido a las condiciones climáticas extremas de Champaña, suele ser bastante difícil que las uvas tintas alcancen la madurez óptima. Para conseguir ese deseado tono rosado en la botella, los bodegueros de la región pueden añadir pequeñas cantidades de vino tinto no espumoso (normalmente elaborado a partir de uva pinot noir) a sus botellas de vino espumoso para crear champán rosado. Nota: no se recomienda probar esta técnica en casa. Independientemente de su elaboración, el rosado está sujeto a más estereotipos que cualquier otro estilo de vino. A la hora de beber rosado, hay que tener en cuenta algunas cosas:
No todo el rosado es dulce
Contrariamente a lo que se cree, la mayoría de los vinos rosados se vinifican como vinos secos. Sin embargo, la mayoría de los rosados son afrutados, lo que significa que pueden apreciarse notas de fruta (fresa, cítricos, sandía, etc.). En lo que respecta al dulzor y al vino, este se reduce a la cantidad de azúcar residual que contiene este último. Si el vino tiene poca o ninguna presencia de azúcar residual, no es dulce. Los rosados dulces existen, pero no representan en absoluto la mayoría de los vinos rosados del mercado.
El tono no equivale a dulzura
Uno de los conceptos erróneos más comunes sobre los vinos rosados es que aquellos con una tonalidad más oscura son más dulces que aquellos con una tonalidad más clara. Nada más lejos de la realidad. Al igual que ocurre con los tintos y los blancos, la tonalidad de un vino no es en absoluto un indicador de su nivel de azúcar residual. La tonalidad tampoco tiene correlación alguna con la calidad de un vino rosado. En otras palabras, lo claro y oscuro que sea un rosado no determina si un vino es de alta o baja calidad.
El rosado no es un vino inferior
El rosado suele considerarse un vino inferior a sus homólogos blanco y tinto. Sin embargo, discrepamos. Cuando se produce adecuadamente, el rosado ofrece algunas de las experiencias de consumo más sugerentes y deliciosas, y que mejor reflejan el terruño.
Los rosados bien elaborados por productores de renombre también pueden resistir el paso del tiempo en la bodega. A fin de cuentas, todo se reduce a la calidad de la uva, a una agricultura responsable y a una vinificación meticulosa. ¿No sabes por dónde empezar? Te recomendamos que empieces buscando productores de renombre que cultiven de forma ecológica. Así tomarás sin duda la dirección correcta.
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