Es LA hortaliza, o mejor dicho, LA familia de hortalizas del otoño. La que todo el mundo disfruta en una crema calentita con picatostes. Sin embargo, su carne densa y dulce se aprecia mejor cuando se combina con sabores que la equilibran sutilmente y, por qué no, con otros tipos de preparación. Exploramos las mejores combinaciones.
Calabaza y trigo sarraceno
¿Y si añadimos un toque de trigo sarraceno bretón a una crema de calabaza? Los sabores tostados de este ingrediente equilibran muy bien el dulzor de la hortaliza. Para ello, tostar 2 cucharadas de trigo sarraceno en una sartén con un poco de aceite. Espolvorearlos sobre una crema preparada con 3 cebollas amarillas y 2 lonchas de tocino ahumado, picadas y doradas en 15 g de mantequilla e incorporadas a 1 kg de calabaza en dados, 80 cl de agua y una pastilla de caldo de verduras, antes de cocerlo todo a fuego lento durante 20 minutos y de pasarlo por la batidora. Otra posibilidad: mezclar el cereal con mantequilla a temperatura ambiente y poner una pizca en cada plato de crema.
Calabaza cacahuete y queso de oveja o de cabra
Esta variedad de calabaza, suave y con un ligero sabor a avellana, marida especialmente bien con productos lácteos cremosos y ligeramente agrios. Cortar la calabaza por la mitad, retirar las semillas y cortar a intervalos de 5 mm, como si se fuera a trocear, pero sin atravesar del todo la carne, como un acordeón. Hornear a 190 °C con aceite de oliva durante 45 minutos. Servir espolvoreando nueces, con un toque de miel y acompañada de queso brousse provenzal o brocciù corso.
Calabaza y castaña
Una combinación clásica y muy sabrosa. Para hacer una crema, cocinar la pulpa de 800 g de calabaza con 1 l de caldo de verduras, 3 cebollas en rodajas ligeramente doradas en 15 g de mantequilla, y luego batir con castañas de Ardecha envasadas al vacío, que se añaden 5 minutos antes del final de la cocción. Por último, servir con nata, yogur griego y cebollino para aportar más sabor.
Calabaza azul y pimentón ahumado
El sabor ahumado del pimentón realza a la perfección el sabor rústico de la calabaza, que se sirve mejor en un puré fino, por ejemplo. Para ello, cocinar la calabaza azul en trozos en agua o al horno, antes de batirla con un poco de mantequilla y condimentarla con pimentón de Espeleta. Un buen acompañamiento para una pieza de caza, así como para la pintada asada o incluso un salmón al horno. Si se prefiere evitar el picante del pimentón, se puede optar por condimentarla con sal de Guérande ahumada.
Calabaza y aceite de puerro
Las delicadas notas dulces de la pulpa de la calabaza se complementan con aromas herbáceos. ¿Cómo se hace? Preparar un aceite mezclando 10 cl de aceite de semillas de uva con la parte verde limpia de 2 puerros. Dejar infusionar a fuego muy lento durante 10 minutos y colar. Utilizar esta preparación para acompañar los ñoquis de calabaza. ¡Que no cunda el pánico! Te mostramos la receta a continuación. Hornear 300 g de calabaza en dados a 170 °C durante 1 hora. Mezclar con 200 g de puré de patatas, sal y pimienta y suficiente harina para formar una masa que ligue bien. Formar con la mano tiras largas de 1 cm de diámetro y cortarlas en ñoquis de unos pocos centímetros. Cocer durante unos minutos en agua hirviendo. Servir con el aceite de puerro casero.
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