Saint-Joseph: en el Ródano

En su finca de Ardèche, Jean Delobre cuida sus viñas de forma natural para producir deliciosos vinos de Saint-Joseph. Taste France recorre con él sus viñedos. Desvelamos sus secretos.

Para culminar un recorrido en acordeón, llegamos a Bogy, un pueblo con vistas al valle del Ródano. Los abuelos de Jean Delobre construyeron la casa que hoy ocupa. Su padre, después de ellos, continuó la tradición de la agricultura mixta: árboles frutales, animales y un viñedo. «En ese momento, producía vino para el consumo cotidiano, a partir de cepas plantadas en los años 70, en concreto de syrah. Cuando me instalé en 1984, enviaba las uvas a la bodega cooperativa, al igual que la mitad de las uvas de la denominación ».

Vinos locales

Desde entonces, este viticultor ha abandonado la cooperativa, ha convertido su viñedo a la agricultura ecológica y ahora cultiva diez hectáreas de uva. De las 50 000 botellas que producen cada año Jean Delobre y su socio Jacques Maurice, la mitad llevan la etiqueta Saint-Joseph. Creada en 1956, la zona de la denominación abarca 26 municipios repartidos entre el Ardèche y el Loira, en el sudeste de Francia. Con sus 1200 hectáreas de viñedos, recorre el Ródano a lo largo de casi 60 kilómetros. El viñedo de Jean Delobre está situado entre Bogy y los pueblos de los alrededores. A lo largo de las hileras, en las mesetas situadas a 350 metros de altitud, el granito, roca típica de los viñedos de Saint-Joseph, queda al descubierto. La vegetación es exuberante. No se trata de erradicar la flora con la ayuda de productos fitosanitarios. «Me inicié en la agricultura ecológica en la facultad de agricultura, pero tardé en aplicar estos preceptos en mis parcelas. Más de veinte años después de mi conversión, mis suelos han vuelto a la vida y las vides son más vigorosas», explica el viticultor, que también ha probado la agricultura biodinámica. La Ferme des 7Lunes, el nombre de su finca, es un guiño al cosmos.

Conocer y dejarse llevar

«Aunque la denominación se conoce mejor por sus vinos tintos, también se produce un 10 % de Saint-Joseph blanco, una mezcla de uvas marsanne y roussanne», explica el viticultor, señalando las parcelas que nos rodean. Al final del verano, las vides se cosechan a mano y se almacenan en cajas antes de llevarlas a la bodega, en el llano. A continuación, las uvas se vinifican de la forma más natural posible. Gracias a las levaduras autóctonas, las uvas fermentan en depósitos de acero inoxidable. Una vez convertida la uva en vino, el mosto se envejece durante un mínimo de doce meses en barricas antes de embotellarse. Cuando es necesario, Jean Delobre se permite añadir una pequeñísima cantidad de sulfitos... Imposible resistirse a brindar. En las copas, la cuvée «Chemin Faisant», elaborada con las uvas syrah más antiguas de la finca. «¡Un buen resumen de la explotación!». El paladar da fe: los taninos se funden elegantemente y la fruta, no muy diferente a la grosella negra, destaca resplandeciente. Un poco más de paciencia y la cosecha de 2020 estará de camino a las vinotecas y bares de vinos naturales de todo el mundo.