Visitamos el departamento de Tarn y Garona, en el sudoeste de Francia, para conocer a Christophe Belloc. Como productor de manzanas y presidente de la unión de cooperativas Blue Whale, participa en un sector perfectamente organizado que permite a los amantes de las manzanas disfrutar de esta deliciosa fruta. ¡Vamos a conocerlo!
Un cultivo endémico
Buena parte de las zonas rurales francesas comparten la imagen de los manzanos en flor. El departamento de Tarn y Garona no tiene el monopolio de la producción de manzanas, ni mucho menos, pero este rincón de Francia, sobre todo en las tierras llanas del valle del Tarn, parece un inmenso vergel. «Antaño, aquí se cultivaba todo tipo de frutas: melocotones, peras, ciruelas, kiwis, etc. Aunque todavía se ven, la zona lleva bastante tiempo especializada en las manzanas», explica Christophe Belloc. Nacido en el seno de una familia de agricultores locales, fue testigo de cómo su padre hacía prosperar su explotación agraria, llamada SCEA Les Granges, antes de ponerse a trabajar codo con codo con él y de tomar el relevo más tarde. Ya a principios de la década de 2000, el policultivo tradicional a pequeña escala dejó de ser el canon de la agricultura local. En la actualidad, este cambio de paradigma se ha impuesto definitivamente, ya que el departamento de Tarn y Garona es cada vez más importante en la producción de manzanas de Francia.
Un sector comprometido
En esta zona, existen cientos de explotaciones de manzanas, con una superficie media de unas 45 hectáreas. La de Christophe Belloc abarca unas 120 hectáreas. Al igual que el 90 % de las demás explotaciones locales, la suya cuenta con la certificación de Elevado Valor Medioambiental (HVE, por sus siglas en francés), en el marco de la cual se le otorga una gran importancia a la riqueza de la biodiversidad de las inmediaciones y de los pomares. Y no piensen que vende su fruta en los mercados de los pueblos vecinos. Como la mayoría de los productores, constituye uno de los eslabones de una cadena extraordinariamente organizada que permite exportar las manzanas de la zona a otros lugares de Francia y a casi todo el mundo.
Un sinfín de variedades
Sin embargo, no vive aislado de su explotación, que cuenta con una plantilla de hasta 80 trabajadores durante la temporada de cosecha. Equipados con escaleras, estos se desplazan por las hileras de manzanos para recoger la tan esperada fruta, o mejor dicho, «las tan esperadas frutas», ya que, para alargar la temporada, Christophe Belloc, al igual que muchos de sus compañeros, cultiva una docena de variedades de manzanas de maduración más o menos temprana o tardía. Por tanto, la cosecha de manzanas se extiende desde finales de julio hasta finales de noviembre. Ahora es el turno de la variedad Gala. ¡Imposible resistirse a robar una! Y no nos arrepentimos, ¡está buenísima, al igual que la Chantecler o la Regal You! Esta última, una creación reciente que se obtiene del cruce entre las variedades Ariane y Fuji, ilustra el dinamismo de un sector que busca constantemente responder a los gustos y deseos de novedad de los consumidores. ¡Amantes de las manzanas, quedáis avisados!
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