Armonía que deleita: vino francés y platos tradicionales colombianos

Para salir de la rutina y abrir otras posibilidades es muy fácil combinar el sabor de las uvas francesas convertidas en vino con platos colombianos de todos los días. Atrévete a disfrutar de exitosos maridajes. 

Ajiaco con vino francés, ¿tinto, blanco o rosado?

El ajiaco resalta con la frescura y acidez de los vinos blancos o la ligereza de un vino rosado. Por su acidez y notas frutales, la uva Riesling de la región de Alsacia es un acompañante sutil que dejará que la cremosidad de las papas, las alcaparras y el aguacate, que se integran en la mezcla, destaquen. Esta variedad de uva también tiene notas minerales que van muy bien con el sabor de la guasca que impregna el caldo. 

Para los interesados en un maridaje más aventurero está el Pinot Noir de Borgoña, que corta un poco la cremosidad de la mezcla del ajiaco y aligera la intensidad de la guasca con su sabor delicado y frutal a cerezas y frambuesas. Se recomienda probarlo fresco para que el contraste de temperaturas entre el caldo y la bebida juegue a favor. 

En lo que respecta al vino rosado, la recomendación es acompañarlo de un Rosé de Provenza como el Bandol DOP, que con sus notas frescas aporta equilibrio y eleva el sabor de ingredientes como el maíz, el pollo y las papas.

Bandeja paisa que destaca con las uvas francesas

La bandeja paisa es un plato que incluye arroz, frijoles, chicharrón, carne molida, plátano maduro, huevo frito, aguacate, chorizo y arepa. Abundante y sabrosa, en esta preparación, la mayoría de los ingredientes tienen un denominador común, la grasa como principal conductor de sabor. Así que la elección del vino se centra en un acompañamiento que complementa los sabores robustos del plato. 

Hay dos uvas que crecen en las cercanías del Ródano que aportarán una buena experiencia: Syrah y Grenache o Garnacha. La primera aporta equilibrio, sus taninos firmes hacen que el sabor y textura de la carne destaque. Las notas especiadas de este vino armonizan con los sabores del plato. Mientras que la Garnacha, es una uva rica en azúcar que aporta equilibrio, su sabor a fruta madura resalta la untuosidad de la combinación de la bandeja paisa. Lo más importante es que con estas opciones bebida y platillo se complementen.

Cazuela de mariscos, la tradición que resalta la frescura a la francesa

En una cazuela de barro hierven pescado, calamares, pulpo, mejillones, camarones y pescado. Se combinan con verduras, especias y leche de coco para ofrecer un sabor exótico y cremoso. Para resaltar esos sabores tradicionales, lo ideal es la frescura de uvas como Sauvignon Blanc y Chardonnay. La primera aporta notas frescas y cítricas que combinan muy bien con la frescura del marisco, además la acidez de esa uva ayuda a destacar la cremosidad del plato. 

La uva Chardonnay, en especial, la que se vinifica en acero inoxidable y sin paso por barrica, también es un buen maridaje porque aporta sabores más suaves a manzana y pera, que tienen un toque cítrico y armonizan con los mariscos y la textura cremosa de la cazuela.